LOS LEONES SE QUEDARON A MINUTOS DE REPETIR OTRO GRAN TRIUNFO, PERO...

Anoche estuvimos a 58 minutos de que se repitiera la historia del juego de hace diez años, en que se llegó a 14 entradas, todo lo definió un jonrón de Jesús Castillo y el triunfo de 2-1 de los Leones de Yucatán sobre los Sultanes de Monterrey que les dio el ansiado cetro de la Liga Mexicana de Béisbol de 2006, el tercero en la historia de la organización melenuda.
Sin embargo, el de anoche no fue el quinto partido de la gran final de la LMB, sino el primero de la Final del Sur; el jonrón no fue de "Jesse", sino de "Willy" Taveras, y le dio el triunfo no a los Leones, sino a los Pericos de Puebla, quienes merecidamente tomaron ventaja en la serie tras un juego de 13 emocionantes episodios, y no 14, como en ese 28 de agosto de 2006.
Al igual que hace diez años en el Kukulcán, un día como hoy, hubo una celebración en grande, pero no de la fanaticada yucateca, sino del grupo de poblanos que viajó y fue testigo del sensacional inicio de la serie final sureña.
El encuentro fue altamente cardíaco y se perdió, desafortunadamente para nosotros los seguidores melenudos, y quizá pudo haber culpables, situaciones que no se hicieron en el momento indicado, pero así es el béisbol y el deporte: alguien pierde y alguien gana.
Anoche a los Leones les tocó perder, pero no hay nada que reprochar, porque cualquiera pudo haber ganado, incluso antes del perfecto toque de pelota en la sexta entrada del "odiado" Nijer Morgan, por su mala interacción con el público yucateco se ganó el desprecio de muchos, el cotejo estaba del lado de los Leones, y parecía que con su bulpén lo aseguraría, pero no fue así.
Hasta ese momento los Leones ganaban 1-0 en la segunda entrada, con una carrera toda de Jesús "Cacao" Valdez, quien después de recibir base, se fue hasta la antesala con un incogible de Humberto Sosa, un batazo corto al que Rubén Rivera le entró lento, y permitió una base de más, lo cual facilitó la primera carrera selvático, impulsada con inatrapable del discutido Héctor Giménez, quien finalmente respondió.
Con el empate en la pizarra, cada equipo hizo uso de sus mejores lanzadores para preservar el empate, con la confianza de que los bateadores logren la carrera del gane.
Hasta antes de llegar a la entrada 13, en la que el juego tuvo su desenlace con el jonrón de Taveras por el jardín derecho, hubo seis batazos, tres por lado, que tuvieron la pinta de cuadrangular, pero los atraparon al borde de la barda, para alargar el juego y la agonía de los aficionados, que no se movieron de sus asientos hasta que el partido encontró un ganador.
Fue un sensacional juego, y así lo aceptaron los mánagers de ambos lados, y hoy será otro día, uno más en el que los dos mejores equipos se enfrentarán, en lo que para muchos es una final adelantada por el gallardete de la LMB.

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