Romero... No tiene toda la culpa


Analizando lo que sucedió con el pitcher Danny Gutiérrez y el mánager Willie Romero el domingo pasado en la loma del Parque Kukulcán, puedo admitir que son cosas que tradicionalmente suceden en el béisbol, porque nunca un abridor va a querer salir del juego, y menos antes de la quinta entrada, pese a que le esté yendo mal, pero el mánager tiene la obligación de hacerlo, cuando así lo considere.
Eso es precisamente lo que sucedió el domingo, porque Danny ya había aceptado siete hits y dos carreras en apenas tres entradas y un tercio, y había realizado 61 lanzamientos ante los Delfines de Ciudad del Carmen, quienes al final ganaron 4-3, pero es una realidad que el mánager de los Leones de Yucatán hizo lo que se tenía que hacer, en ese momento del juego. Ya otra historia fue que no ganaron, aunque lucharon hasta el último out.
Con todo este contexto, es una realidad que Romero tuvo motivos para enojarse, pues en las imágenes de televisión se pudo observar que Gutiérrez le dijo una que otra lindura, incluso cuando ya se iba para el dogaut, se volteó y gritó otra cosa más, lo que muy seguramente enojó más al timonel venezolano, quien no tiene "pelos en la lengua" y de inmediato se lo recriminó, lo que dio pie a la polémica y las opiniones mal intencionadas, la mayoría en contra de Willie, quien sin ser un santo, sí ha tenido razón en imponer disciplina dentro del plantel, pues antes que nada, los jugadores son profesionales y deben comportarse como tales.
Lamentablemente, hoy en día, por los incidentes que se han dado en la cueva (recordemos lo del segunda base Jaime Pedroza, quien ya está en Vaqueros Laguna), y el hecho de que el equipo selvático batalla mucho para ganar (pese a que en el papel tiene un grupo de peloteros importantes), la afición yucateca se la ha tomado contra el mánager Romero, quien sin ser el mejor en su puesto, pues aún le falta mucha experiencia, sí es un tipo que se preocupa, que sufre y que lucha internamente con sus ideales (pues tiene que "escuchar" las opiniones constantes de los propietarios del club) para sacar adelante al equipo.
Lo de Romero y el público (principalmente aquellos que lo saben todo y critican cuando se pierde, igual cuando se gana, y hasta cuando llueve), es una animadversión "cantada", pues a muchos no nos gustan (me incluyo) la rotación constante de los jugadores titulares y suplentes, ni tampoco que los extranjeros descansen de más, y que por momentos pareciera que Willie se olvida del juego pequeño, ese que en otras cosas ha dado muchos resultados positivos para la organización.
Sin embargo, Romero no tiene toda la culpa de lo que sucede, porque él no batea ni fildea, pero sí los jugadores que han dejado que desear en ese aspecto. Todos han fallado, y claro nadie es perfecto, pero es una realidad que se han cometido muchos errores, con un total de 25 en 45 encuentros, aunque varios de ellos muy costosos.
Romero tampoco batea, y su equipo es el número 13 de 16, en porcentaje, con un pobre .256. En hits conectados también está en el puesto 13, con 385; en jonrones en el sitio 14, con 17, empatados con los Broncos de Reynosa; en carreras producidas se ubica en el lugar 12, con 171, y son los últimos en robos de base, con apenas 11, incluso los han atrapado en 12 ocasiones.
En sí, ni el bateo ni la defensa han funcionado, y sí el pitcheo ha sacado la cara, lo cual los tiene en el tercer lugar de la Zona Sur, con 26 ganados y 19 derrotas, apenas a uno del sublíder Tigres de Quintana Roo (27-18) y a seis juegos y medio del líder Pericos de Puebla (32-12).
El tercer lugar del Sur no es malo, pues aún quedan algunos partidos de la primera vuelta y toda la segunda, lapso en el que se puede mejorar, sobre todo, volver a ser "Un Sólo Equipo", no sólo en el lema, sino en la realidad, porque lo que ahora se hace no es juego de conjunto, sino un intento de ello.
La reflexión final: "El béisbol es un juego de conjunto, por lo que no gana uno ni mucho menos pierde otro, sino que todos ganan y todos pierden"...

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